En la historia de la humanidad cuando un estado, autoritario y fascista, quiere imponerse para gobernar, utiliza la represión para lograr su objetivo. En México, la situación no es diferente a la que se ha ejecutado en otras naciones oprimidas para mantener la gobernabilidad a punta de macana.
Los casos de represión, abuso de autoridad y violación de los derechos humanos, se han incrementado a partir de la imposición de Felipe el espurio en la silla presidencial. Aquí, abro paréntesis para que los que aún no tienen la información que sustenta mi dicho, que Felipe es un usurpador y espurio, tengan conocimiento para que ya no les vean la cara de pendejos. Les recomiendo que vean el documental de Luis Mandoki “Fraude, México 2006”; lean los libros “Las huellas del fraude” de Pedro Antonio Martínez y “2006, hablan las actas” de José Antonio Crespo. Independientemente de las declaraciones que han realizado los actores políticos y empresariales, con respecto a su participación en el fraude electoral del 2006, con leer esos libros y ver el documental tendrán los elementos de juicio para saber el por qué Felipe es un espurio usurpador. Si aún así, siguen creyendo que Felipe es presidente, lo único que me resta decirles es que vayan con dios y que la virgen los acompañe. Cierro paréntesis.
Las represiones que han ocurrido en México, desde el Porfiriato (Cananea) hasta el Espuriato (profesores poblanos), pasando por el 68, el halconazo, Aguas Blancas, Acteal, el Charco, APPO, Atenco, Xoxocotla, Guerrero, Querétaro, Chiapas, etc, son la muestra palpable de la barbarie que vivimos día a día, año con año y siglo tras siglo.
Cuando un gobierno utiliza a las fuerzas armadas, para mantener a la población dominada, indica que el estado, responsable de proporcionar seguridad, justicia y equidad al pueblo, se ha convertido en un estado fallido. El estado fallido se define como aquel en el cual la seguridad no está garantizada, no se tiene control en parte del territorio que lo conforma y las instituciones creadas para satisfacer las demandas del pueblo no funcionan, entre otros factores. Esto es precisamente lo que ocurre en este México gobernado por la mafia político-empresarial.
El estado mexicano se está transformando, bajo el régimen espurio, en un sistema fascista. La ley que aprobaron sobre seguridad hace seis meses los partidos PRI, PAN y PVEM, permite el arraigo de presuntos delincuentes sin orden judicial, violando con ello sus garantías individuales. El Espuriato, utiliza al arraigo como una herramienta más para controlar a los grupos y/o individuos que no están dentro de su esquema o simplemente por pensar de manera diferente. Lo cual es una aberración en un estado que se dice democrático, legal y apegado a derecho.
La más reciente represión, de este régimen, se dio en Puebla, estado gobernado por el protector de pederastas y traficante de influencias Mario Marín, en contra de profesores disidentes que no están de acuerdo con la ACE de Elba Esther y su engendro Felipillo. Al día de hoy, todavía están en calidad de presentados los profesores que fueron detenidos, se les acusa de cargos que no tienen que ver con las protestas que planteaban. Es decir, el estado criminaliza la protesta para disuadir a los grupos disidentes de realizar actos que pongan en entredicho la supuesta democracia que impera en el país.
Reprimir para gobernar, aunado a las declaraciones del ex presidente Miguel De La Madrid, conforman la profunda crisis política, de seguridad, económica, alimentaria, energética, cultural, científica, educativa y social, que nos tiene sumidos en esta situación de ingobernabilidad.
No podemos permitir que la fascitización del estado siga avanzando. Debemos para ya a esta piara inhumana, antes que sea demasiado tarde.
POR SALUD MENTAL, APAGA LA TELEVISIÓN
NI UN VOTO AL PRI=PAN=PANAL=VERDE=PSD=PRD-CHUCHO
Los casos de represión, abuso de autoridad y violación de los derechos humanos, se han incrementado a partir de la imposición de Felipe el espurio en la silla presidencial. Aquí, abro paréntesis para que los que aún no tienen la información que sustenta mi dicho, que Felipe es un usurpador y espurio, tengan conocimiento para que ya no les vean la cara de pendejos. Les recomiendo que vean el documental de Luis Mandoki “Fraude, México 2006”; lean los libros “Las huellas del fraude” de Pedro Antonio Martínez y “2006, hablan las actas” de José Antonio Crespo. Independientemente de las declaraciones que han realizado los actores políticos y empresariales, con respecto a su participación en el fraude electoral del 2006, con leer esos libros y ver el documental tendrán los elementos de juicio para saber el por qué Felipe es un espurio usurpador. Si aún así, siguen creyendo que Felipe es presidente, lo único que me resta decirles es que vayan con dios y que la virgen los acompañe. Cierro paréntesis.
Las represiones que han ocurrido en México, desde el Porfiriato (Cananea) hasta el Espuriato (profesores poblanos), pasando por el 68, el halconazo, Aguas Blancas, Acteal, el Charco, APPO, Atenco, Xoxocotla, Guerrero, Querétaro, Chiapas, etc, son la muestra palpable de la barbarie que vivimos día a día, año con año y siglo tras siglo.
Cuando un gobierno utiliza a las fuerzas armadas, para mantener a la población dominada, indica que el estado, responsable de proporcionar seguridad, justicia y equidad al pueblo, se ha convertido en un estado fallido. El estado fallido se define como aquel en el cual la seguridad no está garantizada, no se tiene control en parte del territorio que lo conforma y las instituciones creadas para satisfacer las demandas del pueblo no funcionan, entre otros factores. Esto es precisamente lo que ocurre en este México gobernado por la mafia político-empresarial.
El estado mexicano se está transformando, bajo el régimen espurio, en un sistema fascista. La ley que aprobaron sobre seguridad hace seis meses los partidos PRI, PAN y PVEM, permite el arraigo de presuntos delincuentes sin orden judicial, violando con ello sus garantías individuales. El Espuriato, utiliza al arraigo como una herramienta más para controlar a los grupos y/o individuos que no están dentro de su esquema o simplemente por pensar de manera diferente. Lo cual es una aberración en un estado que se dice democrático, legal y apegado a derecho.
La más reciente represión, de este régimen, se dio en Puebla, estado gobernado por el protector de pederastas y traficante de influencias Mario Marín, en contra de profesores disidentes que no están de acuerdo con la ACE de Elba Esther y su engendro Felipillo. Al día de hoy, todavía están en calidad de presentados los profesores que fueron detenidos, se les acusa de cargos que no tienen que ver con las protestas que planteaban. Es decir, el estado criminaliza la protesta para disuadir a los grupos disidentes de realizar actos que pongan en entredicho la supuesta democracia que impera en el país.
Reprimir para gobernar, aunado a las declaraciones del ex presidente Miguel De La Madrid, conforman la profunda crisis política, de seguridad, económica, alimentaria, energética, cultural, científica, educativa y social, que nos tiene sumidos en esta situación de ingobernabilidad.
No podemos permitir que la fascitización del estado siga avanzando. Debemos para ya a esta piara inhumana, antes que sea demasiado tarde.
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